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La gente hizo grande el concierto de Extremoduro, por juancaraes


El universo de la tauromaquia, al margen de su discutible sentido moral, tiene innumerables metáforas y analogías que hacen que su lenguaje sea muy recurrente. Yo me voy a permitir la licencia por una vez, con la venia de manoletes y joselitos. Roberto Iniesta es cada vez más currista. El paso de los años ha favorecido a su progresión como músico, incluso su voz es mucho mejor que la de hace una década. Es capaz de desencadenar la locura colectiva simplemente con levantar el puño al cielo. Sigue siendo el mejor, sigue emocionando y sigue arrastrando a las masas. Sin embargo, ya no se arrima tanto al toro como antes, ya no se encara con su público por el mero gusto de hacerlo, ya no se le olvida las letras de las canciones…

Nada más salir del concierto me sentí contrariado. Me decía a mí mismo que una actuación como la de Plasencia, 13 años después de la última en nuestra ciudad, con todos los extremeños en vilo por las lluvias caídas y a los que vi verdaderamente sufrir por el peligro de suspensión, los mismos que salieron del Estadio Municipal con las piernas caladas hasta las rodillas, no se merecía que fuera la misma que hizo en Santander o la que pueda hacer en Getafe dentro de unos días.

Nada de Manolillo Chinato. Nada de Salo. Nada de sus poesías exhortadas al aire entre canción y canción. Sólo un “¡Ya estamos aquí! Por fin, por fin!” y alguna eventual invitación a disfrutar de las Ferias de Plasencia que se avecinan.

Aun así, admito que me emocioné cuando sonaron los primeros acordes de Deltoya, cuando vi aparecer su minúscula figura entre los dos cortinas que quedaban en pie, cuando preguntó “¿Dónde está luz?” y se respondió a sí mismo “¡Aquí”!, contraseña para que las dos gigantescas telas restantes se vinieran abajo y un destello de luces alumbrara a las 12.000 personas que entraron en éxtasis. Pensé, “¡Joder, qué bonito! ¡Cómo se lo merece!”. Ese malincuente había conseguido que Plasencia se rindiera a sus pies.

El comienzo fue bestial y por eso esperaba que el resto del concierto siguiera la misma línea. No fue así y el set-list repitió parámetros parecidos a los de Santander y Salamanca. Los tradicionales “Sos quiero, sabéis que sos quiero” se quedaron cortos. Aun así, también es de justicia saber reconocerlo, se vio a un Roberto Iniesta emocionado, limitado físicamente, pero muy emocionado. No dudo que se le hiciera un nudillo en la garganta como él mismo vaticinó dos días antes.

En cuestión de connotaciones emotivas, Deltoya fue la mejor canción del concierto. Jesucristo García, lógicamente, fue una de las más especiales. Iñaki y Miguel dieron un paso atrás y le cedieron todo el protagonismo, mientras que un cañón de luz apuntaba únicamente a Roberto Iniesta. Por último, Pepe Botika fue la encargada de subir los decibelios a su máxima expresión cuando el estadio entero gritó “¡Era de Plasencia, me parece que decía!”

El bis final fue previsible. Salir, Ama y Autorretrato. Lo mejor fue, sin duda, su despedida. “Espero que seáis felices, porque yo ya lo soy”. Emotiva a más no poder, casi con un cierto sabor de hasta siempre. Ya no hubo lugar para un segundo bis. Roberto Iniesta se marchó a la van y dejó a Iñaki hacer de las suyas.

De todas formas, el concierto del sábado fue grande, muy grande. Pero lo hizo grande la gente. Personas de Badajoz, de Cáceres, Navalmoral, Las Hurdes, El Valle, La Vera… de Burgos, de Madrid, de Granada o de Euskadi. Por allí estaba Salo, envejecido y emocionado (nos pidió el concierto de El Barco de Ávila y acordó con nosotros una entrevista), Baby García (ese que le hizo las entrevistas a Robe en la radio), Crisna y Gabri (los hijos de Paramio, uno de los confundadores de Extremoduro), el hermano de Robe y sus sobrinos, el concejal de Juventud Enrique Tornero (muchas gracias por el concierto). Vamos, que estaba todo Plasencia.

Dos horas después, entre copas y copas por los bares de la plaza (había más gente que en Ferias), esta sensación agridulce se repetía en mucha gente. Eso me dejó tranquilo. Había división de opiniones. Un cierto desencanto para los que conocemos a EXTREMODURO desde sus inicios –los que se balancean entre los 30 y 35 años- y una revelación espiritual para aquellos que era su primera actuación o quienes no habían podido asistir al concierto de 1995, en su mayoría chavales de 16 a 25 años.

La posibilidad de que las sustancias espirituales ya no influyan sobre su enjuto cuerpo (no bebe y no fuma desde hace varios años por prescripción médica) puede que haya influido en su espontaneidad y su pudor afectivo. Aun así de los 50 conciertos que he visto en mi vida, EXTREMODURO ocupa los diez mejores.

El último que recuerdo en plan desfase, donde la improvisación tenía algo de cabida en Roberto Iniesta, fue en Valladolid en septiembre de 1999, cuando Fito & Fitipaldis iba de telonero de EXTREMODURO. El de Cáceres de 2002 no me encandiló y mucho menos el de Toledo de 2004.

Sus conciertos se han ido haciendo cada vez más impecables, más profesionales, pero también más previsibles. A mi juicio, la llegada de LAST TOUR INTERNATIONAL puede que haya sido necesaria para mover a tanta cantidad de gente, pero ha hecho a EXTREMODURO más impersonal, menos accesible al público (no hubo ni siquiera rueda de prensa previa al concierto por mucho que insistimos a su coordinadora).

Mi nota del concierto: 8.

3 comentarios

TripiJB dijo...

Me da nostalgia lo de Salo y Luis...

Eran la esencia coño!!! Siempre me vuelvo a mirar los videos de Plastic... El de Extremaydura y Jesucristo garcía!!!

Los del 90 o 91 paí!!!!

Anónimo dijo...

Suscribo al 99% tu opinión, yo bajaría algo la nota final.
Fue divertido, pero como ir a ver una película de acción americana, si lo que te gusta es el cine no es tu sitio.
En todo caso, siempre es un placer ver a Extremoduro en directo

Anónimo dijo...

yo tngo 16 años, y la verdad ami m gusto mucho,han pasado ya sus dias y no logro olvidarlo,espero no olvidarlo nunca.xro si lo k dices es verda y k x ser mi primer concierto me aparecido lo mas.en parte t doy la razon.xk? xk tngo familia y amigos en la vera k estado toda su vida iendo a conciertos de extremoduro y m dicen lo mismo, k un koncierto de extremoduro es un concierto de extremoduro y k son la ostia,xro dicen k añoran otros conciertos..otra epoca k x desgracia yo nunca podre vivir...