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'Para todos los públicos', de Extremoduro, canción a canción


Rolling Stone / Media tarde en las oficinas de Warner en Madrid. El equipazo estéreofónico de la sala de juntas no chuta como debiera y el traslado de la decena de periodistas convocados a la escucha de Para todos los públicos –undécimo álbum en estudio de Extremoduro, a la venta el 19 de noviembre– se torna inevitable. La solución al desaguisado técnico está muy cerca, en un despacho adyacente que enseguida se queda pequeño. Antes de darle al play, se sugiere el secuestro preventivo de móviles. Estos van a parar a los pies de una pequeña efigie de Compay Segundo. Chan-Chan, maestro.
El esperadísimo nuevo trabajo del grupo de Robe Iniesta es por fin una realidad, tras un proceso de grabación intermitente y muy dilatado en el tiempo (desde mediados de 2011 hasta la primavera de 2013). Pero antes de entrar en materia, los datos:
- El disco se publicará en CD, en vinilo incluyendo el CD y en digital. Para este último formato Uoho ha preparado una mezcla especial.
- El primer single será ¡Qué borde era mi valle! y llegará 22 de octubre.
- Como viene siendo habitual, el grupo no concederá entrevistas para promocionar el álbum, aunque cabe la posibilidad de que sí graben videoclip, si se logran superar las dificultades técnicas que implica: "Robe vino con una idea muy marciana, con robots, efectos y gente disfrazada, y no esta claro que se pueda materializar en tan poco tiempo”, explican desde la discográfica.
- Habrá gira en 2014, al menos por España, que se espera empiece en primavera o a comienzos de verano. No se descarta que vuelvan a América.
- La portada será desvelada en la web del grupo.
Aquí te dejamos nuestras primeras impresiones de Para todos los públicos, canción a canción:
 1 Locura transitoria  Cascada de arpegios limpios. Robe espolvorea unas cuantas frases que encuentran respuesta en un cuarteto de cuerdas, liderado por el catódico Ara Malikian. Estrofas de espíritu popentre idas y venidas de tempo. Guiño a Miguel Hernández, versos emotivos abordando un tema sempiterno en la lírica del cacereño: locura y cordura, realidad y ficción, ciclotimia. Después, el característico arreón eléctrico que gira hacia un inesperado patrón lindante con la bossa. Percusiones, hammond e inmortal escena cervantina antes de hacer incursión en el territorio guitarrero de Carlos Santana. Ocho minutos que pasan volando. Esto promete.
 2 Entre interiores  Un riff de blues, seco y preciso, empapado por el órgano. Robe adecúa su registro al carácter del tema y no sólo mantiene el tipo, sino que traspasa la dermis. Él solo mola mil.
 3 ¡Qué borde era mi valle!  El primer single no hace prisioneros. Apertura crossover con un matizado punto funk y filigranas de wah-wah. Robe anda desbocao. La angulosa tónica hard-rock con abundantes cambios de ritmo se mantiene durante los cuatro minutos de la canción, cuyo trenzado de riffs termina recordando a los Led Zeppelin de Houses of the holy y Physical graffitti.
 4 Poema sobrecogido  El moruno ataque del estribillo se da un aire a los clásicos del Rock Andaluz de los setenta. Si me apuran, ahí está también el genuino quejío de Las Grecas del primer álbum. Reaparece el asunto abordado en Locura transitoria: la realidad produce vértigo y la contemplación de uno mismo en el contexto de esa realidad, lleva a la náusea. El fundido y el solo final es de índole cósmica, como lo era el de Mick Ronson en Moonage Daydream.
 5 Manué IV  Treinta segundos de mordaces muestras vocales ejerciendo como divisoria del álbum. “Llegó con el disco ya terminado”, aseguran en la discográfica, entre la risión y la resignación.
 6 Mama  Más crossover. Esta vez el componente funk domina el conjunto, aunque la impronta heavy de las guitarras permanece. Lo mejor llega en el tercio final, gracias a un tapiz de percusiones casi blaxpoitation que desemboca en un estribillo tan tontorrón como efectivo.
 7 Mi voluntad¡  Hard-rock de guitarras neoclásicas, piñón fijo en los parches con remates de doble bombo subrayando el cierre de algunas estrofas y un texto engañosamente extrovertido, con la primera del singular –algo habitual en la obra de Robe– marcando la pauta.
 8 Pequeño rock and roll endémico  Otra apertura blues-rock terca y sencilla a la manera de AC/DC. Refrescante y burlona, de franco buen rollo pese al claroscuro de la letra. Y en los solos resuena, inequívoco, el eco de la Red Special de Brian May.
 9 El camino de las utopías  Cierre inmejorable para el álbum, aunque con menos factor sorpresa del esperado, ya que esta canción se pudo escuchar en su anterior gira y también circula –en versión maquetera, inacabada– por Internet. Es un estándar en toda regla y tiene muchas papeletas para convertirse en clásico mayor de su repertorio: ahí están el temblor de voz, las alusiones al sexo como refugio, la estructura compleja, la declaración de intenciones y –otra vez– un solo que nos hace pensar en Queen.

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