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Pedradas de Rock (DIARI DE TARRAGONA, 14/06/2008)


Mucho adolescente antisistema y de cerveza en abundancia y algĂșn rockero granado, infiltrado en el fervor de las primeras filas o rezagado a la altura de la mesa de mezclas. CuestiĂłn de generaciones. Todos formaban esa "gente" a la que Robe Iniesta, lĂ­der y cantante, se refiriĂł constantemente. "Bona nit a tothom", dijo el extremeño despuĂ©s de aparecer entre cortinas y comenzar el show con Deltoya, un peso pesado de su palmarĂ©s. El respetable, ansioso de fiesta, luces y ruido, estallĂł.

Extremoduro fue alternando las banderas de sus discos, como Sol de invierno, La vereda de la puerta de atrĂĄs o Buscando una luna, con algĂșn tema menos ‘single’, aunque habituales en sus directos, tal que De acero o Amor castĂșo. Lejos quedan las giras de presentaciĂłn de un disco, en las que se tocaba todo el ĂĄlbum y algĂșn tema insigne añadido.

‘Extremo’, banda longeva y emblemĂĄtica, supo cĂłmo dar al pĂșblico lo que querĂ­a. Aunque no tardaron en testar la reacciĂłn de la 'muchachada' con algo menos de la mitad del nuevo disco. Dulce introducciĂłn al caos, el aperitivo de ocho minutos colgado en su web, es Extremoduro en vena, amargura y rabia marca de la casa, sosiego creciente hasta romper en la maraña de guitarras tan habitual.

El pĂșblico cantĂł los inĂ©ditos versos del Robe, que se atreviĂł con otro "trocito" del nuevo disco para acabar. "Cuando nos lo sepamos entero, lo tocaremos mĂĄs", dijo. Luego fue el turno de la primera parte del PedrĂĄ, el disco-canciĂłn de media hora. Tocaron diez minutos antes del incomprensible parĂłn de un cuarto de hora que realiza Extremoduro para reponer fuerzas.

Y el Robe volvió alegre, se marcó incluso un baile de salsa en los primeros compases de Papel secante, durante un piano de querencia latina. También improvisó una extraña jota para las extremeñas previa a JD La central nuclear. La artillería pesada se hizo esperar. No podían faltar So payaso, quizås su canción mås popular o la emocionante historia romåntico-nostålgica de Standby.

Todo, en una ejecuciĂłn impecable de una banda bien acoplada, que se conoce desde hace muchos años, en un recital de guiĂłn previsible pero al que resulta difĂ­cil no rendirse ante el buen hacer musical. Iñaki 'Uoho' AntĂłn, mano derecha de Robe y padrino de numerosas bandas noveles del rock urbano español, se ‘emborrachĂł’ de solos virtuosos y artificiosos. Soberbio y grande, como siempre.

El grupo le lavĂł la cara a Jesucristo GarcĂ­a. Robe se inventĂł un sorprendente y efectivo solo de guitarra que hacĂ­a irreconocible la canciĂłn hasta recuperar la normalidad con el estribillo: "¿CuĂĄnto mĂĄs necesito para ser Dios?". Pues poco, a juzgar por lo visto. Para los bises, quedaron tres joyas. La canalla Salir ("no he perdido el tiempo: lo he gastado en salir, beber, el rollo de siempre") y el canto hippie de Ama, ama, ama y ensancha el alma, literatura de muchos quilates para luchar contra el orden establecido.

Roberto Iniesta dejĂł su eterna guitarra y jaleĂł al pĂșblico mientras cantaba los primeros versos de Autorretrato. Se despidiĂł y la banda siguiĂł rugiendo en un apoteĂłsico final. Delirio instrumental a cargo de un Iñaki crecido con su guitarra, rayando la locura en un mano a mano con Cantera, el baterĂ­a. Mientras Robe ya descansaba, el pĂșblico acabĂł de saborear los Ășltimos acordes estruendosos y desordenados. Extremoduro, con mĂĄs de lo mismo, volviĂł a cumplir con creces y demostrĂł por quĂ© estos cuarentones de pelo largo son tan grandes.

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